Intencionar

Hacer foco y revitalizar.

“Que la intención sea el faro de tus acciones”. Podemos recordarnos o aprender, si no losabemos, a vivir el día a día poniendo una intención clara y definida. El poder de la intención es enorme. Es darle sentido a aquello que hacemos, es direccionar nuestra acción, no es en sí mismo solo poner una meta que queremos alcanzar, sino también elegir la cualidad con la que vamos a llevar adelante la tarea, el día, una reunión o el encuentro con otra persona. Es tener presente que podemos elegir cómo queremos vivir lo que está sucediendo, cómo nos disponemos a vivir la experiencia.

Al intencionar estamos atentos, hacemos foco. Dirigimos con “intención” nuestra energía, nos concentramos y eso da vitalidad a la tarea.

Podemos empezar el día escribiendo la intención, y a lo largo del día ir chequeando si la tenemos presente, si necesitamos volver a hacer foco, poner en el centro de nuestra atención a la decisión que tomamos. Esto puede ser un ejercicio, es estar conciente de lo queremos, de cómo queremos vivir el día y de qué vamos a hacer para que esto suceda.

Les decía que podemos ir hacia un objetivo concreto y al mismo tiempo mantener atención en la manera de llevarlo a cabo. Una intención que contenga qué tipo de experiencia quiero tener a lo largo del día, a lo largo de la tarea misma o en este momento. Todo vale, apenas retomo, recupero, recuerdo la intención, ese es el instante preciso para disponerme a que se haga presente. Así tomamos el mando, tomamos el poder personal de elegir.

Fijar la intención es salir del automático que nos lleva, nos gobierna, salir de la cadena de las acciones (pensamientos) repetitivas en la que estamos atrapados y así van perdiendo sentido muchas de nuestras tareas cotidianas. Es importante que sepamos que tiene mucha fuerza la repetición por ser hábito, porque el cerebro tiende a economizar y a su vez mientras que repetimos vamos haciendo más rígida esa conexión, ese camino neuronal tiene la fuerza de sostener modos, formas de hacer y nos sentimos llevamos de las narices, con la sensación de estar a merced de algo que ya no podemos detener.

Podemos tomar las riendas, recordar que hemos elegido esto que vivimos o detenernos y elegir. No es poca cosa que vibre en nosotros la conciencia de buscar libertad interior, aún en lo pequeño. Es así como lo entrenamos. La libertad es una conquista de la conciencia despierta y la perseverancia.

Es por eso que volver a la intención, es volver a activar la capacidad elevada de elegir, Elegir y disponernos. Disponer el corazón a la acción. Intencionar es poner el corazón en el centro de la acción.


Entonces te invito y me invito a practicar, a dejar de ser como hojas secas llevadas por el viento. Podemos protagonizar, empoderarnos, podemos revitalizarnos y enriquecer nuestra vida siendo concientes,; qué elijo experimentar, cómo deseo llevar adelante lo que me toca vivir. Con esta práctica podemos eligir qué generar en nosotros, qué semilla voy a cultivar hoy en esta circunstancia y así vamos impactando en otros, en el medio, en el contexto con el que nos relacionamos.

A veces parece imposible, pero como seres grandes que somos, podemos conocer las emociones que experimentamos, podemos hacer registro de los pensamientos que tenemos y podemos hacer algo con eso. Podemos elegir con qué nutrirnos y qué no está bueno para nosotros. Podemos elegir a qué ritmo movernos, podemos ser concientes y elegir qué palabras vamos a dejar salir de nuestra boca y cuáles vamos a dejaré pasar.

Todo esto nos parece muy difícil y lo es, sin práctica es inaccesible, nos queda grande. Con la intención de tenerlo presente, la intensión de practicar le da vida y nos pone en marcha.

Donde ponemos la atención va la energía. Intencionar es prestar atención y hacer que suceda. “Observar lo cotidiano y encontrar en esto el encanto”, como una de las intenciones que nos convocan.

Anita